En este breve artículo vamos a hablar sobre los trastornos alimentarios y su abordaje en la práctica clínica. También vamos a definirlos, para entender que padecer un trastorno alimentario es mucho más que dejar de comer o comer en exceso.

 

En primer lugar, vamos a introducir que son los trastornos alimentarios. Los trastornos alimentarios engloban una serie de síntomas muy complejos relacionados con la comida y que van asociados también a una distorsión de la imagen corporal. La base de éstos reside en la regulación emocional y resolución de conflictos a través de la comida.

 

Por ello, las personas que padecen este tipo de trastornos desarrollan diversas conductas relacionadas con la alimentación, como comer en exceso, no comer apenas o controlar excesivamente los alimentos que ingieren, incluso comen demasiado para luego vomitar, entre otras.

 

¿Qué tipo de trastornos alimentarios puede haber?

Dentro de los trastornos alimentarios podemos distinguir los siguientes que se presentan con mayor frecuencia:

  • Anorexia nerviosa: La anorexia nerviosa se caracteriza por una pérdida significativa de peso debido a dietas restrictivas (anorexia nerviosa restrictiva) o el uso de laxantes y/o diuréticos, provocación del vómito (anorexia nerviosa purgativa) y un rechazo intenso a mantener un peso corporal adecuado. A menudo, las personas que padecen anorexia nerviosa presentan distorsión de su imagen corporal, sobrestiman la dimensión de su cuerpo y sienten muchas limitaciones en su vida, ya que focalizan su día a día entorno al cuerpo y a la comida.

 

  • Bulimia nerviosa: La bulimia nerviosa se manifiesta en que las personas que la padecen se dan atracones (ingesta de una gran cantidad de comida en cortos periodos de tiempo) debido a la sensación de pérdida de control que sienten, que compensan bien con conductas purgativas; vómitos, laxantes y/o diuréticos después de los atracones (bulimia-nerviosa-purgativa) o mediante la realización de ejercicio físico excesivo, en cuyo caso la persona no vomita (bulimia nerviosa-no-purgativa). Las personas que padecen bulimia nerviosa desconectan comiendo para evitar sentir momentos dolorosos en sus vidas y para evitar la ansiedad, la tristeza y la culpa.

 

  • Trastorno por atracón: Las personas que presentan trastorno por atracón experimentan episodios de atracones recurrentes y, tras estos, se sienten culpables, tristes y con un gran malestar al recordar el atracón, sin embargo, no realizan conductas de compensación.

 

  • Hiperfagia y polifagia: Las personas que presentan este trastorno tienen un hambre excesiva, un deseo constante e incontrolado de comer y por eso ingieren alimentos durante todo el día, pero no se dan atracones. Este trastorno suele aparecer tras eventos traumáticos para la persona como duelos, accidentes, intervenciones quirúrgicas, etc., como una forma de evitar el gran malestar que sienten. En muchos casos, puede dar lugar a obesidad.

Por último, vamos a describir dos trastornos con los que quizás no estemos tan familiarizados, pero que también se engloban dentro de los trastornos alimentarios y son frecuentes en la práctica clínica. Estos son: el síndrome de la ingesta nocturna de alimentos y el vómito psicógeno

 

En el primero, las personas que lo padecen tienen episodios reiterados de ingesta de alimentos durante la noche. Se despiertan para comer o comen en exceso tras haber cenado. Sienten un gran malestar ya que son conscientes de los episodios de comida.

 

Por otro lado, las personas que presentan vómito psicógeno tienen episodios de vómitos no inducidos por ellos mismos, cuyo origen no es orgánico, sino psicológico. Se considera un trastorno de alimentación porque las personas que lo padecen llegan a perder mucho peso, generando un gran malestar en aquellos que lo sufren.

 

¿Cómo tratamos estos trastornos?

Actualmente, hay diversos enfoques dentro de la psicología con los que se trabaja para tratar los trastornos alimentarios y ninguno es excluyente, complementándose entre sí. El enfoque cognitivo-conductual se centra en trabajar el autocontrol en las conductas de vomitar y restricción de alimentos, así como en los pensamientos que subyacen tras este tipo de conductas.

 

Desde el enfoque sistémico, lo que se pretende es trabajar tanto con la persona que presenta el problema como con la familia, ya que las relaciones y los patrones de comunicación intrafamiliares son esenciales a la hora de la recuperación.

 

El abordaje EMDR (desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares) trabaja sobre el propio sistema de procesamiento de la persona, partiendo de la teoría de que el paciente ha tenido un inadecuado procesamiento de la información.

 

La finalidad de esta terapia es el reprocesamiento de eventos traumáticos, en este caso asociados a la comida, a través del recuerdo de la situación y la focalización en los pensamientos, emociones y sensaciones corporales asociadas a ellos a través de la estimulación repetida bilateral ocular, auditiva o tapping.

 

Está demostrado científicamente que mediante este abordaje el tiempo de tratamiento se reduce, aunque por lo general, los problemas alimentarios conllevan una larga recuperación.

 

Gema Chaparro

Psicóloga sanitaria y Directora de Vitamorfosis Psicología

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed). Arlington, EEUU: American Psychiatric Publishing.

Celis, A. y Roca, E. (2011). Terapia Cognitivo Conductual para los Trastornos de la Conducta Alimentaria Según la Visión Transdiagnóstica. AcciónPsicológica, 8, 21-33.

Fairburn, C. G. y Walsh, B. T. (2002). Atypical Eating Disorders (Eating Disorder Not Otherwise Specified). Eating Disorders and Obesity: A Comprehensive Handbook, 171–177. Nueva York, EEUU: Guilford Press.

Seijo, N. (2012). EMDR and Eating Disorders. Workshop presentation at the EMDR Spain Association.