¿Qué es la tricotilomanía?

La tricotilomanía es un comportamiento compulsivo descrito por el psiquiatra francés Hallopeau, que consiste en arrancarse el pelo estirándolo, retorciéndolo e incluso arrancándolo por completo. Esto provoca la pérdida parcial o total del cabello.

 

Algunas personas también se arrancan las cejas, las pestañas o el vello corporal. Las personas que lo padecen experimentan una ansiedad cada vez mayor que sólo se alivia arrancándose el cabello, algo que viene acompañado de una engañosa sensación de bienestar y gratificación a corto plazo. Sin embargo, en un breve espacio de tiempo, el malestar vuelve de nuevo y con mayor intensidad, de tal forma que para calmarse necesitan arrancarse nuevamente el cabello, perpetrando así este círculo vicioso y descontrolado de malestar sin poder evitarlo.

 

Cuando la persona se arranca el cabello normalmente no lo hace en presencia de otros, intentando ocultarlo para evitar la culpabilidad y posible rechazo de los demás, pudiendo llegar a haber una evitación de situaciones sociales. Con el tiempo suelen ir arrancándose el pelo de otras partes del cuerpo como he indicado anteriormente.

 

El arrancamiento de pelo puede ocurrir en episodios breves distribuidos a lo largo del día o de forma sostenida durante horas. Los factores que provocan estrés hacen que aumente este comportamiento aunque cuando la persona está en estado de relajación y distracción también pueden hacerlo.

 

En el manual DSM-IV estaba clasificado como un Trastorno del control de impulsos, sin embargo, actualmente en el Manual DSM 5 se incluye dentro de los trastornos obsesivo-compulsivos y relacionados, denominándole Trastorno de tricotilomanía. Hay estudios que indican que la prevalencia es cuatro veces mayor en las mujeres que en los hombres, no significando que los hombres no presenten este problema.

 

Es común en niños entre los 3 y los 7 años pero tiende a desaparecer con el tiempo, ya que este tipo de tricotilomanía es de carácter evolutivo en la mayoría de los casos, no olvidando que algunos pueden continuar hasta la adolescencia y edad adulta. En el caso de los adultos, los síntomas comienzan en la adolescencia y si no se trata adecuadamente, éstos pueden perdurar de manera indefinida.

 

Hay varios tipos de tricotilomanía. Éstos son los siguientes:

  • Automático, no consciente o “sedentario”: este tipo de tricotilomanía se da sin conciencia alguna de lo que se está haciendo, mientras la persona está concentrada en otras actividades, como ver la tele, pensar, estudiar, etc..
  • Consciente o focalizado. La persona si se da cuenta de lo que está haciendo pero no lo puede evitar. Lo más frecuente es que ambos tipos (consciente y automático) coexistan.

 

Las causas de la tricotilomanía no se conocen con exactitud, ya que hay autores que indican que detrás de este problema hay una gran ansiedad y estrés ambiental haciendo que la persona se regule emocionalmente de esta forma. Se ha observado que en muchas ocasiones este problema aparece después de algún suceso particularmente estresante que actúa como evento desencadenante. También hay expertos que indican que el origen de la tricotilomanía se relaciona con problemas familiares y trauma de apego infantil. Otros estudios sostienen que hay predisposición genética y un funcionamiento diferente de los circuitos neurales implicados en el aprendizaje y la regulación de las emociones.

 

En cualquier caso, hay muchos enfoques y maneras de abordar este problema como la terapia cognitivo-conductual, el enfoque sistémico, la terapia EMDR o el Mindfulness, siendo lo ideal un enfoque integrador de varias corrientes o enfoques.

 

Como conclusión, he de señalar que la tricotilomanía es un problema que afecta enormemente a quien lo padece, limitándole en todos aspectos de su vida y es una problemática mucho más profunda que el mero hecho visible de arrancarse el pelo y por ello, creo necesario realizar estudios pormenorizados de este trastorno.

 

Gema Chaparro

Directora y Psicóloga sanitaria en Vitamorfosis Psicología. 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Jaramillo-Borges, Y. M. (2007). Tricotilomanía, tricofagia y el Síndrome de Rapunzel. Acta Médica Costarricense49(1), 4-5.
Pérez-Elizondo, A. D., Pineda-Pineda, J. A., & Arellano-Flores, J. (2012). Tricotilomanía: investigando una patología desapercibida. Revista argentina de dermatología93, 21-32.