En este artículo quiero hablar sobre lo que, en terapia, yo denomino “la tenia” o “la solitaria”. Seguro que casi todos habréis escuchado hablar de la tenia y es que, en medicina, la teniasis, comúnmente llamada la solitaria o la tenia, hace referencia a una infección parasitaria intestinal, que raras veces llega al cerebro por efecto migratorio de las larvas a través de la sangre, contraída mayoritariamente por el consumo de ciertos alimentos.

 

El nombre de solitaria se debe a que se reproduce sola, sin la necesidad de otro parasito como ella. Esta lombriz parasita a la persona, nutriéndose dentro de su aparato digestivo. Su proceso de crecimiento es paulatino, comenzando como una larva y, a medida que va haciéndose adulta, aumenta su tamaño, hasta llegar incluso a los 12 metros. La solitaria puede vivir muchos años dentro de la persona hasta que la infección es diagnosticada y tratada, viviendo adherida al intestino de la persona.

 

Ahora que he puesto en contexto qué es la tenia biológicamente, quiero explicaros lo que yo he llamado tenia o solitaria en un contexto terapéutico, inspirándome en la teniasis médica y en la metáfora de la “piraña” de N. Seijo (2015). La solitaria es la parte crítica dentro del mundo interno.

 

De igual modo que hace el parásito, esta tenia “vive” dentro de la persona, juzga y critica ferozmente lo que hace, dice y piensa, fijándose hasta en el más mínimo error que comete la persona, descalificándola aun no cometiendo ninguno. La tenia se “alimenta” cuando la persona cree lo que ésta le dice, de manera que cuanto más le crea, más alimento le da y más grande y crítica se vuelve para con la persona, el mundo y los demás.

 

Esta solitaria tiene tres estrategias de actuación para filtrar la realidad y así controlar a la persona: la primera es hacerle ver todo lo negativo, obviando lo positivo. De esta forma, la persona solo verá los errores, sean reales o no. La segunda es maximizar lo negativo, poniendo un foco hasta en el más mínimo fallo, mientras que la tercera consiste en culpar o hacer que la persona se personalice y responsabilice de hechos o situaciones donde no tenga nada que ver.

 

Pero, ¿qué origen tiene la tenia?. La solitaria es un altavoz interno de la crítica externa que recibieron en el pasado. Es decir, la tenia es una imitadora de las personas que en su día juzgaron o criticaron a la persona. Por ello, la solitaria defiende a la persona a través de la crítica interna, provocando un elevado nivel de autoexigencia, perfeccionismo y un alto grado de sufrimiento y dolor, así como una creencia de no ser lo suficientemente valioso o creer que algo malo hay en nosotros. Es importante que la persona aprenda a identificarla, nombrarla y, sobre todo, que sepa que existe una parte crítica en su mundo interno.

 

Sin embargo, no hay que ver a esta tenia como una enemiga, sino que hay que trabajar para que la solitaria vuelva a ser un “gusanito” y filtre la realidad de una forma moderada que no cause tanto sufrimiento, de tal forma que permita cometer errores tanto a uno mismo como a los demás, ofreciendo la posibilidad de aprender de ellos y, en definitiva, de lograr el crecimiento personal que se obtiene a través de la experiencia.

Gema Chaparro

Psicóloga Sanitaria, Terapeuta E.M.D.R y Directora de Vitamorfosis Psicología